"Y el Dios de paz (...) os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad" Heb 13: 20-21
martes, 30 de octubre de 2012
"No os unáis en yugo desigual con los incrédulos"
Este mandato, en 2 Corintios 6.14, es una clara advertencia a todo joven y señorita de la iglesia a no casarse o no cultivar una relación que terminarán en un potencial matrimonio con una persona que no conoce a Cristo, o no desea nada con el Salvador. ¿Por qué?
EL POR QUÉ DETRÁS DEL MANDAMIENTO
- Librarnos de la angustia emocional, choque de valores, conflicto continuo.
- Escudarnos amorosamente de cierta clase de dificultades.
- El incrédulo no comparte normas, simpatías y metas cristianas.
- No formar ninguna relación (temporal o permanente) con incrédulos que puedan conducirlos o comprometer las normas cristianas o a poner en peligro la constancia del testimonio cristiano.
El mandato parte de Deuteronomio 22.10, donde Dios prohibe que los judíos aren la tierra con dos animales distintos. Y es que el paso fuera de sincronización haría que el yugo los pinchara y sofocara produciendo un dolor severo.
Si se casa con un incrédulo, sentirán ese mismo dolor. Pensarán diferente en cuanto a la crianza de sus hijos, las finanzas y poco a poco experimentará una estrangulación de la fe cristiana.
Salomón es un claro ejemplo. Fueron las mujeres las que "desviaron su corazón". Otro ejemplo es el de Jezabel y Acab. La Biblia dice que fue ella la que influyó poderosamente en la desobediencia e incredulidad de su esposo, 1 Reyes 16.33.
Nos arriesgamos a graves consecuencias si no prestamos atención a los amorosos mandamientos de Dios para nuestras vidas. Y este es uno de ellos.
Lo que pasará en este matrimonio es que uno de ellos buscará más a Dios, lo tomará más en serio, y será más probable que problemas maritales hagan erupción pues el otro no tendrá el mismo deseo. "No te unas en yugo desigual".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario