viernes, 15 de marzo de 2013

¡Aun estas a tiempo!



Desde su concepción Sansón era un milagro de Dios, hijo de una mujer que era estéril pero que por gracia de Dios se le concedió el privilegio de ser madre. Un ángel se le apareció y le dio la noticia y junto con la noticia las instrucciones que tenía que seguir para ese bebe que llevaría en su vientre y al cual cuidaría.

Sansón creció y se convirtió en un hombre al cual Dios uso para liberar a su pueblo de la esclavitud de pueblos paganos. Fue así como Dios comenzó a cumplir el propósito por el cual Sansón nació.

Sansón tenía un problema con el amor, no era la primera vez que se enamoraba, era un hombre un poco inconstante respecto a sus sentimientos, y en muchas ocasiones tomo decisiones equivocadas, la última de ellas: Enamorarse de Dalila.

Sansón era un hombre con una fuerza sobrenatural, la Biblia no describe en sí que Sansón fuera un hombre muy alto o que tuviera unos músculos muy grandes, simplemente lo describe como un hombre con una fuerza sobrenatural, que no provenía de su altura, o de su musculatura, sino de la presencia de Dios sobre su vida.

Sansón lo sabía, él sabía que no era un hombre común y corriente, él sabía que había venido por medio de un milagro de Dios, que había sido criado para ser un libertador de su pueblo, su larga cabellera le recordaba cada día que tenía un voto delante de Dios, un voto de ser santo y apartado, pero que en muchas ocasiones no había cumplido.

Hoy se enamora del enemigo, una mujer como Dalila que realmente no amaba en lo más mínimo a Sansón, una mujer fiel a su pueblo y que lo único que quería era conseguir la respuesta de cómo vencer a Sansón. 

La ingenuidad de Sansón lo llevaba a visitar frecuentemente a Dalila, esa mujer tenía un objetivo definido, ella encontraría de cualquier forma la respuesta del cómo poder vencerlo.

Sansón comenzó a jugar con el pecado, quizá para él era un simple juego, no creo que por su mente pasaba la idea de darle la respuesta correcta a esa mujer. Mucho la podía querer o estar enamorado de ella, pero no se atrevería a confesar el secreto de su fuerza, porque de ello dependía su vida, por esa razón la había engañado dos veces.

La tercera vez que Dalila le pregunta cuál era el secreto de su fuerza, Sansón comenzó a dar pistas verdaderas, el dijo: “Sansón le contestó: —Si tomas las siete trenzas de mi cabello y las entretejes entre los hilos de ese telar, y luego sujetas el telar fuertemente al suelo con estacas, perderé mi fuerza y seré como cualquier otro hombre” Jueces 16:13b (Traducción en lenguaje actual).

Esta vez la respuesta de Sansón fue un poco más allá, el dijo: “Si tomas las siete trenzas de mi cabello”, aunque no había dicho la respuesta correcta, ya estaba muy cerca de decirla.

Lo que estaba sucediendo a Sansón es lo que muchas veces nos sucede a nosotros, no necesariamente vamos a ir directo a fallar en aquello que creíamos controlado, ¡No!, hay momentos en los que progresivamente vamos accediendo a aquello que lejos de ser de bendición para nosotros, nos puede destruir.

¿Cuántos de nosotros progresivamente hemos ido cediendo a la presión del mundo o a la presión del pecado?, sin darnos cuenta vamos poco a poco descubriendo nuestro corazón y nuestro punto débil del cual el enemigo seguramente querrá aprovecharse.

La tercer respuesta de Sansón pese a que tenía que ver con su cabello, no resulto, entonces Dalila recurrió al punto más débil de Sansón, sus sentimientos: “Entonces Dalila exclamó: —¿Cómo puedes decir que me amas, si me sigues engañando? ¡Ya es la tercera vez que te burlas de mí, y todavía no me dices cuál es el secreto de tu gran fuerza!” Jueces 16:15   

Sansón cedió a la presión, sus sentimientos que en muchas veces lo habían llevado a tener problemas, sucumbieron nuevamente ante la mujer que él creía amar.

Dalia comprendió que esta vez Sansón le había dicho la verdad, ella pudo sentir su sinceridad, así que maquino todo el plan, durmió a Sansón mientras lo acariciaba, mando a llamar a un barbero, le quitaron sus trenzas y todo su cabello y ahora era el momento de probar que tan fuerte era ese hombre, así que mando a llamar a los Filisteos.
La Biblia narra lo siguiente: “Entonces ella gritó: «¡Sansón! ¡Los filisteos han venido a capturarte!». Cuando se despertó, pensó: «Haré como antes y enseguida me liberaré»; pero no se daba cuenta de que el SEÑOR lo había abandonado” Jueces 16:20 
Sansón pensó: “Haré como antes y en seguida me liberaré”.
¿Cuántas veces nosotros hemos vivido esa historia?, ¿Cuántas veces hemos salido de esos problemas que nos hemos metido, por pura misericordia de Dios?, ¿Cuántas veces hemos jugado con el pecado pensando que todo estará bien, como todas las veces que nos a ido bien?
Si bien es cierto, tenemos un Dios grande en Misericordia y tardo en la ira, no quiere decir que no nos llegara nuestro momento de rendir cuentas, cuando un día no resulte como nosotros pensamos que iba a resultar.

Si tu eres un persona, que últimamente has estado haciendo cosas incorrectas, y a pesar que sabes que no lo tienes que hacer sigues haciéndolo sin tener la mínima intención de parar de hacerlo y crees que no te ira mal porque Dios siempre ha estado contigo, entonces: ¡Cuidado!, tu puedes ser un prospecto para que en tu momento las cosas no salgan como siempre han salido.
Hablo de que no puedes acomodarte al hecho de que Dios te ha respaldado todo este tiempo a pesar de tu pecado, o de tu falta de comunión, si a pesar de la vida desordenada que has llevado Dios te ha ayudado y quizá respaldado en algunas cosas, entonces: ¡Gloria a Dios!, porque su misericordia aun esta sobre tu vida, pero, ¿Qué te hace pensar que todo el tiempo será igual?, ¿Qué te hace pensar que ese pecado no te llevara a la derrota si no haces nada por dejarlo?, ¿Qué te hace pensar que si sigues jugando con Dios, no llegara tu momento de pagar factura?
Sansón olvido por un momento el objetivo por el cual había nacido, se dejo guiar por sus sentimientos engañosos, quizá creyó que en el amor de una mujer iba a encontrar todo lo que necesitaba, pero más allá de todo eso había un propósito por el cual Dios lo había traído a este mundo, y él lo había olvidado, enfocándose en cosas vanas.

Su larga cabellera era un recordatorio que tenía que ser fiel a Dios y servirle, sin embargo se acostumbro a llevarla siempre y se olvido del significado que tenía. Su fuerza no dependía de su cuerpo o de lo bueno que él era, sino de Dios mismo. Su cabello tampoco era su fuerza, sino un símbolo de un pacto con Dios, sin embargo, al descubrir su secreto inconscientemente también estaba renunciando a su voto y al pacto, en pocas palabras estaba dejando todo lo que lo había hecho ser ese hombre libertador, por algo que nunca fue.
¿Cuántas veces hemos estado dispuestos a dejar todo lo que Dios nos ha dado por algo que nunca fue?, ¿Cuántas veces hemos renunciado a Dios para buscar algo que creemos que nos hará feliz?, ¿Cuántas veces hemos olvidado el pacto de santidad que hemos hecho con Dios?

Es obvio que si tomas malas decisiones y descubres tu corazón al pecado, renunciando al respaldo de Dios, el resultado será muy malo. Sansón después de ser un guerrero temido, un libertador, se convirtió en un ciego que hacia el trabajo de animales, que divertía a todos en el palacio, porque lo llevaban para burlarse de él.

Es increíble como una persona usada por Dios puede convertirse en un burla para los que no conocen de Dios y eso se da porque en ocasiones queremos aprovecharnos de Dios, llevando una doble vida, queriendo aparentar santidad, pero viviendo en el puro pecado, sin tener la mínima intención de evitarlo o de buscar de Dios, creemos que podemos hacer lo que queremos con los dones y capacidades que Dios nos ha dado, olvidándonos que Él que te lo dio, es el único que se merece que lo uses para Él.

Estoy seguro que hay muchas personas que le sirven a Dios y que hoy están leyendo estas líneas, a ti te digo en especial:
Quizá no has estado llevando una vida tan agradable a Dios, quizá has estado haciendo algunas cosas que muy bien sabes que no tienes que hacer. Quizá hasta llegaste a un punto en donde te acostumbraste a hacer aquello que en un principio te era muy difícil hacer porque te sentías mal de fallar a Dios, mas ahora se ha convertido en algo cotidiano en ti. ¡No te aproveches de Dios!, quizá no has visto que las cosas te salgan mal, pero no es porque Dios este de acuerdo con lo malo que haces, sino porque Él está teniendo misericordia de ti, esperando a que te arrepientas lo más pronto posible de ese error que estas cometiendo. No juegues con el pecado, no creas que siempre saldrás de esa, ¿Qué pasaría si las cosas no salen como siempre han salido?, ¿Estarías dispuesto a perder la protección y respaldo de Dios por algo que no vale más que Dios?
Hoy te digo a ti directamente: Arrepiéntete genuinamente delante de Dios, elimina todo aquello que se ha convertido en una atadura en tu vida, tú tienes de parte de Dios la capacidad de vencer, sobre todo tienes de su lado su respaldo, no pienses que no podrás, al contrario, deja que Dios te tome de la mano y junto a Él siempre vencerás, hoy es día de finalizar con todo aquello que te ha estado robando autoridad y que poco a poco te está llevando al fracaso, Dios no tendrá al injusto por justo, por lo que es necesario volvernos a Él.
Hoy Dios quiere que cada uno de nosotros nos volvamos a Él, que respetemos su presencia y su servicio, que reconozcamos que si algún talento o don especial tenemos es por Él y solo para Él, ninguno de nosotros somos lo que somos por lo bueno que seamos, sino porque Dios ha tenido a bien hacer cosas maravillosas en nuestra vida.
Dios es tan lindo que hoy quiere que reconozcas tu estado delante de Él, que reconozcas tus errores, pero sobre todo que vuelvas a Él como aquel siervo o sierva que en un principio fuiste, ¿Sabes por qué?
Porque aún es tiempo

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